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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINEl bronceado artificial se obtiene mediante la utilización de aparatos (lámparas o cabinas) que emiten radiaciones ultravioletas (con intensidad y longitud de onda controladas). Es una práctica común, especialmente entre la gente más joven, siendo muy frecuente entre los 20-30 años de edad.
Según los estudios médicos y la opinión de los expertos sobre este tema esta práctica no es aconsejable dados los problemas que puede acarrear como envejecimiento de la piel (flacidez y arrugas), quemaduras y lo más preocupante: la aparición de tumores cutáneos. Estos problemas se acentúan sobretodo cuando se realiza en personas jóvenes y con tiempos de exposición prolongados y de forma repetida.
Por otro lado, aunque existe una normativa vigente al respecto que debe cumplirse y los centros de autobronceado debe cumplir estrictamente una serie de normas y medidas de seguridad es frecuente el incumplimiento de la normativa. Esto conlleva que los aparatos sean menos seguros y las repercusiones sobre la salud de los usuarios mayores.
Recomendaciones generales
Como norma general siempre es preferible evitar su uso y optar por autobronceadores con fotoprotección.
Tiempo de exposición y fototipo de piel
El tiempo de exposición variará de una persona a otra en función de su fototipo o tipo de piel. Si se sobrepasan estos tiempos recomendados se expone al riesgo de quemaduras.
Las exposiciones deben estar suficientemente espaciadas y no complementarse con exposiciones solares.
Es absolutamente desaconsejable el uso de este tipo de cabinas en:
- Menores de 18 años, ya que la piel a esas edades es especialmente sensible y los daños causados son mayores.
- Si presenta un gran número de nevus (pecas).
- En pieles con fototipo I y II.
- Personas con enfermedades cutáneas, especialmente, si presentan lesiones cutáneas premalignas (lunares atípicos o múltiples).
- Si sigue tratamiento con medicación que aumente la sensibilidad al sol (reacciones de fotosensibilidad).
- Historial de quemaduras solares frecuentes en la infancia.
- Antecedentes familiares de melanoma.
Los centros de bronceado deben cumplir con una serie de obligaciones entre las que se encuentran las siguientes:
- Garantizar que los aparatos de bronceado que se utilicen en las sesiones cumplen las normas de seguridad, que sean revisados cada 6 meses por una entidad autorizada.
- Elaborar una ficha de cada uno de los usuarios del centro con las recomendaciones específicas, sesiones recibidas y el tipo de exposición de dosis total recibida.
- Facilitar un folleto con los principales sobre los principales consejos de protección.
- Suministrar al cliente un documento informando de riesgos del mal uso y medidas de protección a adoptar, para su firma y conformidad.
- Tener a disposición del usuario gafas de protección adecuadas en número suficiente en proporción a los aparatos de bronceado y mantenerlas en perfecto estado.
- Estar dotados de lavabos, vestuarios y duchas en número adecuado al número de aparatos de bronceado, con agua potable fría/caliente dispensador de jabón y secamanos eléctrico o toallas de un solo uso.
- Disponer de botiquín de primeros auxilios.
- Disponer de hojas de reclamaciones oficiales, a disposición de los usuarios.
- Indicar el fototipo de piel y en función del mismo, adecuar el tiempo y la frecuencia de las exposiciones.
- Los locales, instrumentos, gafas y camas solares deben ser sometidos después de cada sesión a tratamientos de desinfección, manteniendo las instalaciones en perfecto estado higiénico sanitario.
Consejos para minimizar los problemas:
Antes de la exposición:
Asegurarse de los tiempos de bronceado recomendados y respetarlos según el fototipo de piel.
La piel debe estar limpia: eliminar cualquier cosmético, sobretodo maquillaje y perfumes.
No llevar joyas ni objetos metálicos.
Utilizar siempre las gafas de protección y no quitárselas bajo ningún concepto. Las lentillas también deben ser retiradas.
Respetar 48 horas entre las dos primeras exposiciones
Evitar las cabinas si se están tomando medicamentos que aumenten la sensibilidad de la piel (fotosensibilizantes), ya que se pueden producir reacciones en la piel no deseables.
Tras la exposición:
Hidratar bien la piel.
No exponerse al sol.
Ante la aparición de cualquier lesión en la piel (como enrojecimiento, ampollas o heridas) después de una o varias sesiones de rayos UVA debe suspenderlas y consultar con el dermatólogo.
Dra. Eva Ormaechea Alegre
Especialista en Medicina Intensiva
Medico consultor de Advance Medical
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