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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINEn cada momento de nuestras vidas estamos participando en el equilibrio y desequilibrio iónico, ya que todo, absolutamente todo lo que nos rodea, está compuesto por moléculas, átomos e iones. Los iones del aire que respiramos son diferentes moléculas con átomos que han ganado o perdido un electrón. Si un átomo pierde un electrón se convierte en ion positivo (catión) y si lo gana en negativo (anión).
Un exceso de iones positivos, llamados por Soyka y Edmonds “iones enfadados”, es perjudicial para el cuerpo, nos harán estar más “cargados” e irritados y puede ser la razón de muy mal descanso, mientras que el incremento de los iones negativos o “iones felices” es beneficioso, favorece nuestra relajación, bienestar y tienen influencia directa sobre nuestro comportamiento, humor y el carácter.
Las mayores fuentes de iones negativos en la naturaleza se encuentran en los movimientos de agua de las cataratas, cascadas y las olas; aire de los bosques y de montaña; a orillas del mar y dentro de las minas de sal; en el aire con mucho ozono de la tormenta, entre otros. En nuestros hogares las fuentes principales de ionización negativa son las duchas (mientras más fino es el spray, mayor cantidad de iones negativos de H2O aporta), las fuentes de agua, vaporizadores, las plantas vivas y lámparas de sal.
Al estar la Tierra negativamente cargada, es el motivo por el cual atrae la electricidad estática (iones positivos) y por el que se habla de “toma de tierra”. El movimiento entre masas de aire, entre el aire y la tierra, entre el aire y otro objeto, las fricciones constantes de las ruedas de autos sobre asfalto, los aparatos electrónicos que emiten las ondas electromagnéticas, fricción en ropas sintéticas, alfombras, que crean mucha electricidad estática, las zonas geopatógenas (los conocemos como meridianos y paralelos que hacen girar a la Tierra), la “carga” de las personas que nos rodean o que atendemos en consultorios, locales comerciales, oficinas y casas, todo lo mencionado, incrementa la cantidad de iones positivos (los nocivos), que influyen directamente en el equilibrio iónico que necesitamos.
Tanto H2O = agua =hidroionización, como O3 = ozono = ozonización, como NaCl = sal = halo-ionización, son las fuentes naturales de la ionización negativa que está a nuestro alrededor y que necesitamos ir incorporando cada vez más, ya que la intensidad del desarrollo del mundo moderno es más rápida que la incorporación de más fuentes de los “iones felices” a nuestras vidas.
Conociendo estas reglas de la naturaleza las podemos aprovechar conscientemente para mejorar la calidad de nuestras vidas cotidianas, ya que por ejemplo mojar la cabeza con agua fría o tomar una ducha cuando uno está “sacado”, no es ni más ni menos que aportarnos la cantidad de iones negativos del agua que necesitamos para “bajar” la “carga” que tenemos en este momento. De la misma manera las fuentes de agua y vaporizadores que se recomiendan para los departamentos con loza radiante, aportan al aire seco aire pobre en iones negativos de agua y como resultado con mucha estática=iones positivos, la ionización negativa para lograr el equilibrio iónico.
Las lámparas de sal que cada vez son más y más vistas se valoran en todo el mundo como uno de los mejores ionizadores naturales para el uso hogareño. Simplemente prendidas, generan una bella y tenue luz anaranjada, funcionan “absorbiendo” y “evaporando” la humedad ambiental, creando de esta manera el aire salino seco (aire halo-ionizado, base de haloterapia) en el lugar donde están prendidas.
Cuando se calienta, la sal genera los iones negativos de NaCl sueltos alrededor de la lámpara, que hacen el aire más limpio y fresco, equilibra energéticamente los espacios donde se ubican las lámparas, elimina la contaminación electromagnética y mejora notablemente la calidad de vida en los hogares, oficinas, consultorios, etc, levantando el sistema inmune en los niños y adultos, previniendo y ayudando a tratar resfríos, enfermedades pulmonares, alergias, estrés, entre otros.
Los iones de la sal se adhieren a la mucosa del tracto respiratorio generando una barrera de protección adicional debido a las propiedades antibacterianas, antimicrobianas, cicatrizantes, antiinflamatorias y broncodilatadoras de la sal natural, permitiendo practicar haloterapia con una sencilla lámpara de sal.
Fuente: Estilo Profesional
Autor: Nataliya Gulenko
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